jueves, 5 de abril de 2018

EXORCISMOS A TRAVÉS DE LA HISTORIA II

Caso Albaicín

Para esta segunda entrega de "EXORCISMOS A TRAVÉS DE LA HISTORIA" nos trasladamos a la bella ciudad de la Alhambra, donde el Darro derrama su magia antes de perderse por el Genil y donde el cantar del gran Placido Domingo se vuelve gitano si te canta. Granada. Más concretamente al barrio del Albaicín.
Los echos se remontan al 1 de Febrero de 1990 en el granadino barrio del Albaicín. La señora Encarnación Guardia Moreno era sometida a un exorcismo que acabaría con su vida después de varias horas de interminable sufrimiento.


Encarnación había estado trabajando en un hotel de Francia durante 8 años. Al dueño de dicho hotel se le relaciona con prácticas espiritistas y magia negra, en las que se cree que Encarnación participaba. En una de estas prácticas los participantes realizan una orgía, en la cual Encarnación cree quedar embarazada del demonio.
Después de esto regresa a Granada y se encuentra con que varios de los miembros de su familia dicen comunicarse con el espíritu de su primo, José Guardia Alonso, este recientemente fallecido a causa de una leucemia. ¿Qué oportuno, no creen?

Comienzan sesiones espiritistas para contactar con el primo fallecido. En una de ellas, Encarnación en un ataque pleno de delirio afirma tener al demonio dentro del cuerpo y le pide a sus primas Enriqueta e Isabel y al curandero Mariano apodado "el pastelero", que la ayudasen a sacar al hijo del demonio de sus entrañas. Caldo de cultivo perfecto para todo lo que acontecería a continuación y que terminaría con un fatal desenlace.

Comienza el ritual de exorcismo en el cual se le ofrece a Encarna beber un brebaje compuesto por vinagre y grandes cantidades de sal, entre vómitos y espasmos Encarnación bebía sin parar dicho brebaje. Viendo que no surtía efecto deciden atacarla y golpearla repetidamente instándola a que sacara al maligno de su cuerpo. Finalmente calentaron una aguja al rojo vivo y su propia sobrina Josefa Fajardo se la introdujo por la vagina, no satisfecha con la punción introduce la mano por el ano de Encarnación extrayendo los intestinos por el mismo, para "desprender del interior de su cuerpo el engendro de satanás.
A las 4 de la tarde del siguiente día su hermana al extrañarse de que Encarnación no volviese a casa se dirigió a casa de sus primas; pero no la dejan entrar ya que "la sesión no debe ser interrumpida". Extrañada vuelve a casa y cuenta lo sucedido a su padre y juntos deciden retornar a casa de sus primas. Lo que se encuentran al abrir la puerta es el cuerpo de su hija y hermana tirado en el suelo desnudo, amoratado y en medio de un charco de sangre. Rápidamente avisan a una ambulancia y es trasladada al hospital Ruiz de Alda de Granada, donde ingresa en la UCI, pero Encarnación fallece al día siguiente a causa de un edema cerebral causado por una gran ingestión de sodio que ya había minado su sistema nervioso de manera irreversible; acuérdense del vinagre con sal...

El juicio dio comienzo el 15 de Enero de 1992 con las declaraciones de los acusados. Debido a las constantes contradicciones, el reparto de culpas no quedó claramente definido. “El pastelero” reconoció haber practicado el exorcismo a petición de los familiares de la víctima y siguiendo las indicaciones de Encarnación, que le iba dictando los pasos para expulsar el ser demoníaco de su cuerpo. Acusó a Isabel y Enriqueta de convencer a la difunta para que asistiera al ritual y de haberle dado la pócima de sodio; pero estas negaron cualquier participación, acusando a su vez a “el pastelero” de ser el único culpable. Josefa Fajardo reconoció haber introducido la mano en el ano de la víctima y pincharle la vagina con una aguja ardiendo, afirmando que todos habían participado en el macabro suceso.

Finalmente, la Audiencia Provincial de Granada pidió un total de 5 años de prisión para los inculpados, por delito de lesiones por un lado y de imprudencia temeraria por otro. Para María Alonso, propietaria del inmueble en donde sucedieron los hechos, se pidieron 2 años y medio por no haber impedido estos.

Lo misterioso de este dantesco suceso viene de la mano del propio médico forense, Manuel García Blázquez, quien efectuó la autopsia al cadáver de Encarnación.

Este caso de exorcismo fracasado resulta extremadamente interesante porque ha sido largamente documentado en un minucioso trabajo por el médico forense Manuel García Blázquez, del Instituto Anatómico-forense, en su libro “El exorcismo del Albaicín ” (ed. Comares, Granada, 1992). En él se recogen detalladamente todos los hechos que rodearon este caso escalofriante.
El análisis forense dictaminó que tenía los músculos del cuello aflojados hasta el límite, como si su cabeza girase en redondo 360 grados. Los forenses iban tomando fotografías, tanto en película normal como en instantáneas Polaroid que servirían para avalar los hallazgos del doctor García Blázquez y los otros especialistas. Las diferentes imágenes se fueron depositando sobre una mesa, vueltas hacia abajo para evitar que la luz de los tubos fluorescentes dañara la emulsión. Al terminar el estudio, bien entrada ya la madrugada, se dispusieron a comprobar el resultado obtenido en las instantáneas. Inexplicablemente, la mayoría de éstas aparecían veladas, y las que habían logrado impresionar alguna imagen las mostraban tan borrosas y distorsionadas que no resultaban válidas.

Por fortuna aún quedaban los dos carretes de 36 exposiciones que contenían el material más interesante y que serían revelados al día siguiente.
Pero al igual que los anteriores, éstos amanecieron defectuosos. La filmación de vídeo que se realizó también apareció velada, aunque pruebas posteriores demostraron que la videocámara se encontraba en óptimas condiciones. Se dirigieron nuevamente en compañía de la magistrada encargada del caso al Instituto Anatómico Forense para realizar un nuevo reportaje fotográfico. Pero, una vez más, el material fotográfico apareció velado.
Esta inaudita sucesión de errores se achacó a la iluminación defectuosa. La voz gutural, muy ronca, de la poseída, fue atribuida por el forense a un edema encontrado en las cuerdas vocales.

Encarnación tenía una lesión muscular en el cuello debido a una torsión exagerada, como si girase la cabeza en redondo, los forenses estimaron que una lesión así sólo pudo producirse “cuando la víctima era ya cadáver”. El único fenómeno inexplicable para el forense fue el del erizamiento capilar. No se conoce ningún fenómeno que explique que un cabello pueda erizarse hasta quedar rígido como un alambre.

Siempre que estudio casos como este llego a la misma conclusión. Estas cosas creas o no en ellas no son un juego. La psicosis creada en un grupo de personas puede llevarlas a hacer barbaridades, y siempre se paga el precio de la victima.



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