lunes, 30 de septiembre de 2019

VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE

Tras ver la entrevista realizada ayer a la doctora Luján Comas en Cuarto Milenio, no pude evitar acordarme del programa de ECM que hicimos en Frecuencia Oculta. En él entrevistamos a la Escritora Tessa Romero.

Estas entrevistas, salvando las distancias, coinciden en muchas conclusiones. Ninguna de las dos entrevistadas creen en la muerte del ser. Ambas coinciden en que el cuerpo físico es solo un vehículo, o una especie de abrigo que utilizamos para pasar por esta experiencia a la que llamamos vida, y que para todos hay una hora de partida. Pues como dice el dicho, "cuando está para ti, ni aunque te quites, y cuando no lo está, ni aunque te pongas".

Personalmente no puedo estar más de acuerdo con ellas, ya que no creo que todo esto acabe un día. Sin más todo sea oscuridad y derrumbe, y que todo los sentimientos y obras que has realizado en este plano caigan en saco roto. ¿No tendría sentido verdad? Y es que si nos prestamos un poco de atención  a nosotros mismos, nos daremos cuenta que nos mueve una energía que va más halla de lo meramente físico.  ¿No le ha pasado alguna vez que encontrándose perfectamente de salud y estando descansado, se siente sin ganas de nada? o todo lo contrario, está cansado o no se encuentra bien de salud, pero tiene ganas de comerse el mundo. Nos mueve una conciencia que va más halla de lo racional.


Toda está influencia de energía está ligada a nuestro cuerpo espiritual, a nuestra mente astral. Y atendiendo a la ciencia, más en concreto a la física, ¿no dice eso de que la energía no se crea ni se destruye, sino que se transforma? Pues eso. Nuestro cuerpo físico está condenado desde que nacemos, si lo vemos desde un prisma derrotista. Pero si lo vemos desde otra perspectiva, una perspectiva de luz y esperanza, nuestro cuerpo físico solo es un compañero de viaje en una etapa probablemente crucial en nuestro ser espiritual.


Sea de la religión que sea, de usted que lee este artículo, si, de usted y de nadie más, corresponde llenar su mochila. La mochila que se llevará al otro lado; no la puede llenar de objetos, ni de dinero, pues de nada vale todo eso. Solo la podrá llenar con sus obras y sentimientos. Recuerde que rezar puede ser importante, y acudir a sus cultos correspondientes, pero en realidad, las manos que ayudan son más sagradas que los labios que rezan. Tenga presente estos mensajes que se nos dan, pues son oportunidades de oro para decidir que llevar en nuestra mochila. Pero sobre todo tenga presente este mensaje: Somos seres eternos.

A. Fornieles

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