Se cuenta que una indigente llamada Marina Schunová robó una hostia consagrada durante una misa, con la intención de curar a una vaca que había dejado de dar leche. La condesa Angelia de Galle (Dueña del reino) al enterarse de este robo, llamó a Jindrich Boblig (máximo inquisidor de la región) para que condenase a Marina Schunová, a la cual torturó con aplasta pulgares y bota malaya (Artilugio a modo de molde donde quedaba encajado el pie del reo. Mediante un sistema de prensado a base de palancas, el pie era comprimido poco a poco, se iban rompiendo sus huesos y el torturado padecía dolores insoportables) hasta hacerla confesar que era bruja.
Este caso solo sería uno de muchos del inquisidor Bolbig, el cual torturó y mandó a la hoguera a más de 80 personas acusadas de brujería. En sus torturas lograba confesiones tales como que las brujas volaban en sus escobas a las montañas, que pisaban hostias consagradas o que fornicaban con el mismo diablo.
En la actualidad todos los 30 de abril se celebra una festividad en dichas ciudades en las que se prenden hogueras y se queman brujas de trapo y paja. Los ciudadanos se visten con ropajes oscuros y viejos para simular a las brujas.
Santi García.
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